Bien, después de un largo parón he decidido volver a escribir un articulillo de ciclismo, y lo haré sobre este Tour, uno de los mejores de los últimos años, por mucho que puedan decir los panfletos de Contador.
Y es que estaba harto de que el de Pinto arrasara como en el Giro, que muy bien, más gloria para el deporte español, pero esto ya aburría; por fin han conseguido darle emoción a esto, me gustaría hacer un resumen abstracto de este Tour de Francia, pero quiero destacar el carrerón de un Samuel Sánchez que me dejó sin siesta y al borde del infarto todo el mes de julio, y es que mi paisano logró por fin su merecida victoria en el Tour con ese memorable descenso y posterior ascenso a Luz-Ardiden donde demostró la clase que tiene y que aunque Contador lo eclipse, también él sabe montar en bicicleta, y quisiera felicitarle también por estar en el podio de los Eliseos, que aunque no sea en un cajón al menos se traerá a Asturias una camiseta de lunares; ¡Ah! y tampoco me gustaría irme sin recordar que Samu se escapó en la mayoría de puertos de los grandes, ahí es nada, ¡QUE GRANDE ERES SAMU!
Y sin más presentaré mi visión de este Tour, en el que además de este asturiano que me tuvo al borde del colapso, brillaron unos gigantes por sus peleas por tener el mejor golpe de riñón, y es que se acabó la tiranía del inglés invencible, han llegado nuevas hordas amigo. Cuando la carretera se empinaba un belga casi desconocido tiraba hacia arriba, y tras disparar al palo en los Pirineos, logró un enorme triunfo en las montañas alpinas. Además de la gran revelación, un luxemburgués tuvo el coraje necesario para destronar a un español que se creía invencible y a un galo que se creció en casa vestido de amarillo, y que tuvo que perderlo en una de las cumbres míticas de este deporte, lo hizo hundido en lágrimas y con la impotencia de haber dado más de lo que sus piernas le habían ofrecido. Pero el gran triunfador fue uno de ahí abajo, de donde parece que no hay ciclismo, pero a donde se va por fin un Tour, de la mano de este australiano que ya estaba harto de palos y largueros, y que pese a que muchos le daban por decepción de la carrera (por ejemplo YO, craso error) logró imponerse pese a no tener un ciclismo vistoso, pero corrió como cierto navarro metiendo su ritmo infernal cuando la carretera se empina, enorme el Tour de este tío que cerca de la retirada consiguió hacer historia.
Por fin un mes de emociones nos deparó la carretera que hay detrás de los Pirineos.
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